Fiesta de los Quintos
Son destacables por su interes las fiestas de los quintos que se reunen varias veces al año.
Hay que señalar primeramente que cada año se distinguen dos tipos de quintos: los grandes y los chicos. Los denominados quintos grandes son los que durante ese año cumplen dieciocho años, y los quintos chicos los que cumplen diecisiete
La “lumbre chica”
En primer lugar, los quintos chicos queman una gran hoguera (denominada la “lumbre chica”) en la plaza, el 31 de diciembre. Antiguamente la leña tenía que ser robada pero, actualmente se dedican todo el día a hacer la leña y traerla con remolques. La lumbre se enciende a partir de las doce de la noche, momento en que se inicia el nuevo año y ellos “entran en quinta”.
La “lumbre grande”
El 24 de diciembre vuelven a reunirse los quintos para ir al campo, hacer la leña y traer tres o cuatro remolques de la misma a la plaza para componer otra gran hoguera, denominada la “lumbre grande”. Esto no quiere decir que sea la más grande, sino que la hacen los quintos grandes. Para este día y para cada quinto, algunos familias suelen guardar un gallo.
El arco de los quintos
En Semana Santa, cuando los quintos están cumpliendo ya los diecinueve años, realizan la última celebración de su quinta, que es, sin duda, la más hermosa: la confección del arco de los quintos.
El Sábado Santo se reúnen a primeras horas de la mañana y se marchan al campo con un tractor y un remolque para recoger unas varas de cuatro o cinto metros de longitud , monte bajo (retamas, tomillo…) y dos pinos que llevan a la plaza plantándolos a ambos lados de la esquina que hace la plaza con la calle Constitución (la que va a la iglesia).
Estos pinos servirán de base y apoyo para el arco, las varas se van doblando hasta conseguir que se curve lo suficiente para formar un arco, que es colocado y amarrado entre los dos pinos que seguidamente será vestido por el monte bajo que han traido por la mañana..
Mientras algunos quintos se dedican a esta operación, otros dan algunas vueltas por las afueras del pueblo y van cogiendo de los huertos lo que les parece, generalmente plantas verdes: ajos, habas, laurel, flores, etc. Todas estas plantas las irán colocando también en el arco, sobre la primera cubierta de monte bajo.
Cada quinto tiene su propia bandera,que le ha sido bordada por su novia o por la familia, que van clavando en los dos pinos, por encima de la altura del arco.
Terminado el arco, los quintos tienen la obligación de montar guardia bajo el mismo impidiendo el paso a cualquier persona. Nadie puede pasar bajo el arco, excepto los propios quintos. Así están, guardando el arco, hasta media noche, cuando tiene lugar la procesión del Encuentro.
El arco permanece toda la noche; pero, por la mañana temprano, los quintos lo van deshaciendo, dedicándose a vender casa por casa todos los adornos del arco: laurel, ajos, naranjas, habas, flores, etc. La venta es simbólica: una hoja de laurel, por ejemplo, puede venderse por uno, dos o cinco euros según la voluntad del comprador.
Con el dinero recaudado los quintos pagan sus deudas y organizan alguna comida entre ellos, dando así por terminadas las celebraciones de los quintos.


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